El silencio hizo su parte,
Habitó por nuestros deseos,
Se coló entre nuestros sentidos
Y sembró la tarde de ahora.
Y en el torrente casi eterno
De la pasión de nuestros besos
Me escabullí en tu hermoso rostro
Y me inventé feliz y loco.
Metí mis torcidas caricias
En cada señal de tus labios
En todas las partes sentidas
En tantos abrazos que diste.
Con la ropa paseando fuera
Y las ganas de nuestros cuerpos
Estallé en mi mejor gemido
Te mostré mi calor pagano.
La tarde terminó en tu aroma
Dejando un corazón alegre
Soñando en tu sonrisa bella
Deseando un manantial de besos.
Guillermo Aárra
07-12-2009